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El Buen Ejemplo Franciscano
Actualizado: 26 jul 2020
El buen ejemplo es una de las características más propias e importantes del franciscano de todos los tiempos.

Cuenta la historia que un día, San Francisco de Asís, dijo a sus hermanos:
- ¡Vamos a predicar!
Y salieron a predicar. Con las manos metidas dentro de las mangas, la capucha sobre la cabeza, uno delante y el otro detrás, en silencio, dieron un largo paseo por la ciudad de Asís y volvieron al lugar de los hermanos...
- Pero, Padre, ¿y el sermón?, preguntó uno de ellos:
San Francisco contestó:
- Hermano, ya hemos predicado, dando ejemplo de humildad y de mortificación a las gentes de Asís.
La anécdota, que no aparece en ninguna de las fuentes franciscanas, ha traducido bien el pensamiento del seráfico Padre sobre el buen ejemplo, expresándolo con una imagen simpática que se acerca a la sencillez y gracia de las Florecillas.
El buen ejemplo tiene una importancia verdaderamente excepcional en la vida y en las enseñanzas de san Francisco; la frecuencia con que se alude a él en las fuentes franciscanas es tal vez igual (¿o mayor?) que la frecuencia con que se habla de la humildad, de la pobreza y de las otras virtudes más queridas por san Francisco.
Como dice el dicho:
"La palabra, convence; el buen ejemplo, arrastra".